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Unidad documental simple 000553 - Meridiano del jazz - El violín en el jazz II - Discografía - Audición nº 5
Parte de Fondo Néstor Ortíz Oderigo

Área de identidad
Código de referencia
Título
Fecha(s)
- 1912 - 1996 (Creación)
Nivel de descripción
Volumen y soporte
Digitalizada del soporte papel.
Área de contexto
Nombre del productor
Historia biográfica
Sus primeros artículos aparecieron en la revista “Fonos” en 1928. Luego colaboró en diarios y revistas de todo el mundo como “La Nación”, “El Mundo”, “Nosotros”, “Lea y Vea”, “Davat”,“Saber Vivir”, “Sustancia”, “Associated Negro Press”, “Oportunity”, “Playback”, “Jazz
Magazine”, “Hot Club Magazine”, “Música Jazz”, “Pensamiento da América”, “Folha da Manha”, “Ritmo”, “Quilombo”, “Mundo Uruguayo”, “Rhythme”, “Australian Jazz Quarterly”.
Néstor Ortiz Oderigo había comenzado a entusiasmarse con la música de los afronorteamericanos a los catorce años. El amor por el jazz lo había conducido a interesarse en la cultura negra de toda Latinoamérica, en particular del Río de la Plata.
Murió en 1996, a los 84 años de edad. Su viuda donó la inmensa colección de libros sobre temas antropológicos, discos, tallas y tambores al Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Su sobrina, Alicia Dujovne Ortiz, donó material inédito a la Universidad de Tres de Febrero para dar a conocer parte de la obra que no fue publicada por el autor.
Murió en 1996, a los 84 años de edad.
Institución archivística
Historia archivística
Origen del ingreso o transferencia
Área de contenido y estructura
Alcance y contenido
Guion para el programa radial "Meridiano del jazz", transmitido el sábado 1º de agosto de 1964 a las 10:10 horas. La primer foja muestra la lista de los discos emitidos al aire ese día.
Se comparte el texto de la disertación preparada por Néstor Ortíz Oderigo, que se encuentra a partir de la segunda hoja, en el PDF de este registro:
"Si echamos una mirada al panorama de la historia de la organografía jazzística y de sus diversos cultivadores, encontraremos de cenas de instrumentistas de talento, pero no hallaremos un solo violinista que satisfaga plenamente; que haya logrado imprimir a su discurso genuinos armónicos; que haya podido equiparar su idioma, en todos sus elementos, al de los de-
más miembros organográficos, y cuyo timbre, o cuyo fraseo, sean realmente los que exige el jazz.
En algunos de ellos, la técnica de la música "artística" hace su potente irrupción y ahoga hasta los últimos efluvios folklóricos que palpitan en otros instrumentos del organismo jazzístico, y en los cuales la música sincopada busca la savia que la alimenta y le brinda su eterna frescura y su dinamismo, así como le evita la esterilidad y la aridez.
Artista dotado de un generoso margen de recursos técnicos, de arco plenamente seguro, aun en los pasajes de más endiablada bravura, Joe Venuti es un ejemplo de lo dicho. Penetró verticalmente el mecanismo violinístico; lo dominó por dentro y por fuera; investigó su anverso y su reverse. Y ago- tó, prácticamente, las posibilidades que le brinda su instrumento, inclusive los efectos de "arco polifónico", gracias a los cuales el violín puede sonar como una armónica o como un blue blowing. Pero, al oponerse a la tradición afro norteamericana y persistir en reiterados clisés y en pirotecnia violinística huida de algún libro de ejercicios, se vacían de contenido sus soli, en los que, no obstante, suelen encenderse chispazos de talento, y en los cuales obtiene un ataque como pocos logran en su instrumento. Por otra parte, su fraseo hállase tan divorciado del que requiere el jazz como lo puede estar el de cualquier cultor de la música "erudita", y a menudo su discurso está salpicado de citas textuales de Debussy, cuando no de Puccini y de Verdi. Sin embargo, durante largo tiempo, su fama alcanzó una curva tan elevada que, hablar del violín en el jazz, era como mencionar el nombre de este artista.
Vamos a escuchar a Venuti a través de la grabación de Stringing the Blues, que no es sino el Tiger Rag. Lo secunda su inseparable compañero, Eddie Lang, cuya guitarra está hoy enmudecida.
En otros violinistas, el influjo de la técnica gitana impregna su lenguaje y le escamotea el estilo, el timbre y el fraseo que requiere el jazz, y lo sume en un territorio híbrido que, en última instancia, podrá resultar estéticamente agradable, o técnicamente atrayente, pero que, como expresión de jazz, no puede tomarse en serio.
Ejemplo de lo dicho son las versiones de Stephane Grappelly, de quien ya sale al aire Djangology.
Hemos dicho en nuestra emisión del sábado último que el violín no ha alcanzado la tesitura de asimilación del lenguaje jazzístico conquista- do por otros instrumentos. La aseveración no implica, en forma alguna, que en la música sincopada no se hayan destacado algunos cultivadores de este instrumento, aún en la actualidad. Hay varios violinistas de jazz. Sin embargo, evidente resulta que no han conquistado tanta nombradía como sus colegas que se expresan a través de otros miembros organográficos del género, quizá por la propia naturaleza del instrumento, cuyo lenguaje, reiterémoslo, es muy difícil, si no imposible, de ser consubstanciado con el del arte hot.
Darnell Howard ha sido uno de los primeros cultores de este instrumento, cuyo nombre saltó a primera fila del jazz. Lo hizo durante el decenio de 1920. Hoy es uno de los más señeros clarinetistas de la clásica escuela de Luisiana, y los discos grabados durante su permanencia en la orquesta de Kid Ory, han quedado como fieles testimonios del dilatado alcance de su voz en el concierto del jazz. Pero también destaca su perfil como uno de los violinistas que más han logrado aproximar su léxico al idioma del arte de las sincopas, al que aporta un ataque másculo y preciso, una generosa fluidez melódica y un discurso en el que se advierte, sin esfuerzo, el deseo de hufr de los timbres esencialmente melódicos, cantabiles, para refugiarse en los sonidos cortantes y enérgicos que caracterizan a la especie musical en que fijamos nuestra mirada. Además, en sus interpretaciones hay espontaneidad y brio convincentes.
En nuestra audición anterior, una página de este músico ilustró el papel de solista que se le asigna al violín cuando aparece en el jazz. Oigámoslo ahora en uno de sus mejores momentos, captado con el organismo de Junie C. Cobb, conjunto en el que la crítica extranjera no ha reparado, quizá porque sus discos son bastante esotéricos. La página se titula Shake That Jelly Roll. Se escuchan aquí dos violines; el primero es Darnell Howard.
En Chicago, donde actuó durante dilatados años, Darnell Howard tuvo diversos alumnos que siguieron sus huellas violinísticas. Uno de los de mayor aliento ha sido Eddie South, quizá el instrumentista de esta cuerda técnicamente mejor dotado del jazz. Por otra parte, así como recibió el influjo de Howard, irradio su influencia a casi todos los violinistas que lo siguieron en el orden cronológico. Dueño de un sonido depurado y de un "color" sumamente bello, así como firme en todas sus gradaciones, no hay dificultad en el lenguaje de su instrumento que no pueda vencer sin esfuerzo aparente. Soli en la prima, efectos de dupla corda, golpes de arco, pizzicati: todo lo realiza en forma impecable. Pero Eddie South es un violinista "de conservatorio", que ha llevado el instrumento de Sarasate al seno del jazz, pero que no ha podido adaptar por completo sus posibilidades a las necesidades del lenguaje musical de Buddy Bolden.
Recurramos al disco fono eléctrico para tener una impresión del estilo de South. Gotta Go es, quizá, una de las realizaciones mejor logradas por este artista, cuya voz es, además, la primera que se oye entonando el refrain. De su desempeño en este terreno es mejor no hablar.
A pesar del elemento "humorístico" que tuvo que introducir en sus versiones para poder llegar con su música a grandes sectores de público, Stuff Smith es un artista de innegables dotes. Sus ejecuciones sobrenadan por el vigor, por el ataque “duro” con el que interpreta y el timbre acre y mordaz que suele introducir, valiéndose de un amplificador eléctrico. Pero sus improvisaciones son erráticas, desordenadas, y a menudo faltas de continuidad por la introducción de frases "retorcidas" o screwy, como dicen los negros. Sin embargo, es un virtuoso capaz de esgrimir recursos técnicos interminables y de muy buena ley. Y estamos seguros de que si el jazz no hubiera sido considerado música ficta en su época, por lo que se vio obligado a introducir efectos "humorísticos" en sus versiones, Stuff Smith habría llegado a ser el mayor violinista de jazz de cualquier tiempo.
De este artista se radia It Ain't Right, grabado al frente de su orquesta.
Ray Nance, trompetista y cantante que actuó en las orquestas de Earl Hines y Horace Henderson, y trabaja en la actualidad en la de Duke Ellington, es asimismo un violinista de fuste. Como Stuff Smith, en sus versiones suele asomar el elemento de minstrel show. Pero su estilo recoge lo mejor de Eddie South y lo más valioso de Darnell Howard, Y es, como ellos, y como Stuff Smith, un técnico para quien el violín no aloja secretos. A fondo conoce las distintas posiciones y puede lograr un sonido "legítimo" en todos los registros. Desde el punto de mira jazzístico, adolece de los mismos defectos de todos sus colegas, defectos que anidan en el seno de las propias posibilidades del instrumento.
De lo más jazzístico de Ray Nance es The C Jam Blues, que se radia en versión de Duke Ellington.
Podemos preguntarnos, por fin, qué ha sido del violín en el jazz de tendencia "ultraísta". ¿Ha muerto? No; pervive. Y tiene varios representantes. Uno de ellos es Sam Kaplan. Lo oiremos como concertino, o sea como primer violín del conjunto de que secunda a Charlie Parker en Summertime. No se sorprenda el oyente por el acompañamiento escogido por el saxofonista mencionado, pues Charlie Parker, como Aaron Copland, Charles Ives y otros músicos, experimentaba particular inclinación hacia los organismos instrumentales más heterogéneos, desde los de la música hillbilly hasta las bandas de pueblo, pasando por los conjuntos en que la cuerda predomina."
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Condiciones
Idioma del material
- español
Escritura del material
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Características físicas y requisitos técnicos
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- Ortíz Oderigo, Néstor (Productor)
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Estado de elaboración
Nivel de detalle
Fechas de creación revisión eliminación
2025-02-07: revisión.
Idioma(s)
- español
Escritura(s)
Fuentes
Nota del archivista
Descripción elaborada por María Elsa Rodríguez.