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Unidad documental simple 000505 - Meridiano del jazz - El piano en el jazz - Audición nº 9
Informes

Parte de Fondo Néstor Ortíz Oderigo

Área de identidad

Código de referencia

AR ABIBUNTREF C.BP-ORT-2-000505

Título

Meridiano del jazz - El piano en el jazz - Audición nº 9

Fecha(s)

  • 1912 - 1996 (Creación)

Nivel de descripción

Unidad documental simple

Volumen y soporte

10 fojas de 27,5 x 22,5 cm.
Digitalizada del soporte papel.

Área de contexto

Nombre del productor

Ortíz Oderigo, Néstor (1912-1996)

Historia biográfica

Néstor Ortiz Oderigo, escritor, musicólogo, estudioso del jazz, el folklore y la cultura africanas, nació el 11 de febrero de 1912, fue autor de “Música y músicos de América”, “Perfiles del jazz”, “Historia del jazz”, “Diccionario del jazz”, “Panorama de la música afroamericana”, “Estética del jazz”, “Aspectos de la cultura africana en el Río de la Plata”, “Croquis del candombe”, “Voces del África en el Río de la Plata”, “Macumba”, “Calunga”. Participó en revistas y publicaciones como “Rivista da Etnografía”, “África”, “Le Musée Vivant”, “Le Jazz Hot” y “Jazz”.
Sus primeros artículos aparecieron en la revista “Fonos” en 1928. Luego colaboró en diarios y revistas de todo el mundo como “La Nación”, “El Mundo”, “Nosotros”, “Lea y Vea”, “Davat”,“Saber Vivir”, “Sustancia”, “Associated Negro Press”, “Oportunity”, “Playback”, “Jazz
Magazine”, “Hot Club Magazine”, “Música Jazz”, “Pensamiento da América”, “Folha da Manha”, “Ritmo”, “Quilombo”, “Mundo Uruguayo”, “Rhythme”, “Australian Jazz Quarterly”.
Néstor Ortiz Oderigo había comenzado a entusiasmarse con la música de los afronorteamericanos a los catorce años. El amor por el jazz lo había conducido a interesarse en la cultura negra de toda Latinoamérica, en particular del Río de la Plata.
Murió en 1996, a los 84 años de edad. Su viuda donó la inmensa colección de libros sobre temas antropológicos, discos, tallas y tambores al Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Su sobrina, Alicia Dujovne Ortiz, donó material inédito a la Universidad de Tres de Febrero para dar a conocer parte de la obra que no fue publicada por el autor.
Murió en 1996, a los 84 años de edad.

Institución archivística

Historia archivística

Origen del ingreso o transferencia

Área de contenido y estructura

Alcance y contenido

Guion para el programa radial emitido el domingo 25 de febrero de 1965 a las 13: horas.
Se comparte el texto de la disertación preparada por Néstor Ortíz Oderigo, que se encuentra en el PDF de este registro:
“Sabido es que los primeros conjuntos de jazz, por su carácter ambulante, prescindían del piano. Sin embargo, este instrumento no tardó en unir sus ricas voces al coro de la orquesta sincopada. Y lo hizo no sólo como integrante de la sección rítmica, sino también como solista. Pero, tal como ocurre asimismo en el seno de la música afrocubana y en el de la afroamericana en general, en el jazz el piano se convierte en un instrumento de percusión.
Por otro lado, los pianistas no permanecían inactivos durante la época en que las orquestas hot prescindían de sus servicios. Actuaban, como solistas, en las "casas de mala fama" de Nueva Orleáns, en los honky-tonks de Saint Louis y Sedalia, y en los lugares de esparcimiento de Harlem.
De todos los miembros organográficos, el más difícil de abordar por el músico folklórico o el "popular", es el piano. Por su complicado mecanismo técnico y por el hecho de que, en realidad, es un instrumento de adaptación muy embarazosa al fraseo y el timbre peculiares de la música afro americana y del jazz, su lenguaje jazzístico se desenvolvió con mucha mayor lentitud que el de los otros miembros de la orquesta. Por lo demás, cuando los músicos negros enfrentáronse con los instrumentos europeos, no los emplearon en la forma "académica" en que lo utilizan los músicos "cultas".
Antes al contrario, los enfocaron "a su manera". I de esta manera" propia de ellos, surgieron normas y técnicas de ejecución que, en no pocos aspectos dilataron las sendas órgano gráficas con insólitos aportes. Si el piano se resistía a la imitación de la calidad vocal del arte hot, los ejecutantes sustituían los efectos de vibrato, de los instrumentos aerófonos, por el tremolo en octavas, y a les inflexiones de las voces, reemplazaba la presión simultánea de dos o más notas.
Una de las primeras aproximaciones del músico negro al piano, tuvo lugar por la vía del ragtime, música pianística por excelencia, derivada del banjo de las plantaciones del sur norteamericano.
Desde el punto de mira formal, los ragtimes exhiben una morfología casi inmutable, Cada parte o sección en que se dividen sus melodías consta, por lo general, de dieciséis compases de extensión, aunque los hay también de treinta y dos, y a veces, en una misma página, conviven ambas medidas. Los rags están integrados por tres o cuatro temas distintos, no siempre vinculados entre sí, y a veces ofrecen un agudo contraste. Uno de estos motivos, por lo general el segundo, destaca por incluir un cambio de clave, y se denomina Trío. A estos temas los precede, y a veces los sigue, une introducción o una coda de cuatro compases.
Pero no nos extendamos sobre el ragtime. En el de curso de este ciclo y de otro consagrado a la música afroamericana, ya nos hemos ocupado in extenso del género. Vayamos a la discografía. El registro que surge en nuestro auxilio es el hermoso Saint Louis Rag, de Tom Turpin. La versión corre a cargo de su autor, quien la registró en rollo de pianola en el año1903. Casi medio siglo más tarde fue transcripta al disco.
La escuela de los blues pianísticos incluye el boogie woogie y el llamado barrel-house. En ella, el piano crea líneas melódicas y rítmicas de blanda articulación, así como timbres de singular riqueza, y a los que la disonancia brinda una atmósfera de particular belleza y seducción. Por cierto que el jazz pianístico no ha podido divorciarse por completo de la técnica europea. I es así como, hasta la producción de excepcionales cultores de esta modalidad del teclado que es la más genuinamente afro- norteamericana-, exhibe una constante utilización del contraste tímbrico, logrado sobre la base del empleo de las distintas octavas del instrumento, al estilo de la música "erudita".
También desempeña un papel de subida consideración en esta "manera" de ejecución del piano, la utilización de diseños sonoros heredados de las versiones guitarrísticas de la másica folklórica de los negros de los Estados Unidos, y entre los que destacan los trinos y los tremoli. En este sentido, por ejemplo, es común parangonar el boogie woogie con la música de Scarlatti. Desde luego que el paralelo no es arbitario. Responde al hecho de que, como se sabe, este compositor hizo un género so uso de las técnicas de los laudistas españoles.
Con el correr de los años, la escuela pianística de los blues ha ido evolucionando. Pero no es un arte fenecido, que hoy pertenezca a la etnografía musical. En diversas zonas de los Estados Unidos, pervive con neto carácter folklórico.
Un autorizado exponente del blues pianístico era "Cow Cow" Davenport.
Gracias a su notorio Cow Cow Boogie, hasta conquistó relieve popular. Algo irregular se mostró a través de su generosa discografía. Pero, en sus buenos momentos, fue capaz de crear páginas de la belleza punzante y persuasiva de Slow Drag.
Al hablar de los blues en el piano, hay un artista cuyo nombre se torna inevitable. Aludimoa a Jimmy Yancey.
La mayoría de los pianistas de boogie woogie, se caracterizan por la mano izquierda vigorosa y percusiva con que ejecutan. No era éste el caso de Jimmy Yancey. Pues este artista se había colocado al otro lado de la trinchera. Y así forjó una personalidad muy alejada de toda intención ampulosa o espectacular. Porque el rasgo peculiar de sus creaciones lo constituía el touch delicado, aéreo, con que vertía los blues. Improvisador de fluencia singular y dilatado estro, sabía mantenerse dentro de un plano de mesura realmente ejemplar. Por eso, sus versiones llamaban la atención, en particular, por la sobriedad sobre cuya base se desenvolvían.
Por lo demás, señalemos que sus realizaciones pianísticas, de una parquedad y una economía de recursos notables, han llegado a convertirse en verdaderos modelos de blues plegados a las exigencias pianísticas. En ellas, nada hay del exhibicionismo al que, ejecutantes de dudoso gusto, han condenado al boogie woogie. Quizá por este motivo, Jimmy Yancey no alcanzó nunca la elevada curva de popularidad de que gozan otros pianistas del género, cuyos estilos son más llamativos. Porque su arte era una inconfundible expresión de autenticidad raigal, un ejemplo de serenidad, nobleza y equilibrio. A veces, hasta resultaba descarnado en exceso, demasiado simple para el oyente que no penetre cabalmente en el expresionismo denso y hondo que era capaz de aprehender y trasmitir este singular artista.
Hablemos ahora del barrel-house. Esta denominación ampara a cierto tipo de bares o cheap saloons existentes en los barrios negros de ciudades norteamericanas. En ellos, las bebidas se expenden directamente de las bordalesas, en cuyas espitas los propios clientes llenan el vaso o jarro, por la modesta suma de veinticinco centésimos de dólar. De ahí el nombre de barrel-house, que, literalmente, significa "la casa de los barriles".
A estos bares concurre la capa más modesta de la colectividad afronorteamericana. De la atmósfera de estos sitios provienen no pocas de las iniciativas musicales que, aun en la actualidad, impiden que el jazz se convierta en una música almidonada y tiesa. Y de allí viene el estilo pianístico que lleva este nombre, así como las "maneras" del jazz también denominado en esta forma. Porque la modalidad del teclado así llamada, no sólo es una manera directa, máscula y persuasiva de tocar el piano. También constituye, y en primer lugar, un "sentido" musical, una atmósfera musical que imprime al jazz que respeta dicha "estética", un perfil particular. La del barrel-house, más que una "técnica", es un "espíritu". Por eso, los blues pianisticos más low-down, más down-to-earth, más castizos y desnudo s de ornamentos superficiales, son los llamados barrel-house blues.
Varios pianistas cuya producción ha llegado hasta nosotros a través del disco podrían ilustrar nuestras palabras, desde Little Brother, hasta Blind Leroy Garnett, desde Charlie Segar, hasta Sugar Underwood. Pero la pianista y cantante Hociel Thomas será la encargada de ejemplificar el espíritu de la música de los blues cultivados en las barrel-houses. Y la página se titula, precisamente, Barrel-house Man. En la corneta: Papa Mutt Carey.
El jazz que se ejecutaba o se ejecuta en las barrel-houses-en las que no sólo el piano y la voz humana amenizaban las veladas, sino también pequeños agrupamientos organográficos y aun orquestas, es una música de expresiva rudeza. No hay en ella contemplaciones de orden melódico. Los instrumentistas echan mano de todos los recursos primigenios del género. Y los ponen en juego con el objeto de lograr el intenso expresionismo que es la meta última de toda la música afroamericana y de su matriz, la africana. Así es como las versiones destilan swing, potencia, vigor, ritmo, calor.
Pocas veces el disco fonográfico ha captado con fidelidad los latidos de la escuela instrumental jazzística generada en las barrel-houses. He aquí uno de los contados ejemplos existentes. Trátase de Sweetie Dear. Son los New Orleans Feetwarmers, conjunto de efímera vida, organizado, en 1932, por Sidney Bechet y Tommy Ladnier.
A esta altura de nuestra exposición sobre diversas ramas del piano-jazz, acerquemos el oído a la música de una de sus figuras rectoras, de una figura excepcional, de un abridor de fértiles rutas inéditas, de un artista de personalidad poliédrica, de un romántico del jazz que vivió fuera del tiempo y del espacio, fuera de la cruda y agria realidad que lo circundaba. ¿Hace falta decir que nos referimos a Jelly Roll Morton?
Artista cuya existencia transcurrió durante un instante por diversas causas excepcional del jazz, su personalidad rica, vigorosa, saturada de contrastes bruscos, de fuertes trazos, de líneas agudas e insólitos diseños, se formó al socaire de la estratificación y la yuxtaposición de un Variado mosaico de elementos. La música urbana de la Nueva Orleans de fines del siglo pasado y principios de nuestra centuria, los cantos de trabajo, los negro spirituals, el arte de los minstrels, la música de la plaza Congo, el famoso Spanish tinge, el ragtime de Saint Louis y Sedalia, la música de los funerales negros, los cantos criollos de Luisiana, los sabrosos pregones que se escurrían por las tortuosas calles del Vieux Carré, los cantos de los guitarristas ciegos, las ejecuciones de las skiffle bands, los blues: todo ello palpita y da vida, calor y "color" a la música y al estilo de Jelly Roll Morton. Por eso pudo decir, desde luego que errónea- mente, que todos los artistas que ejecutaban jazz, ejecutaban la música de Jelly Roll Morton. Porque a megalomanía, a auto suficiencia y a narcisismo nadie lo superó.
Pero éstos son otros cantares, que aquí no nos interesan. Lo que nos importa es que su música y sus ejecuciones pianísticas y vocales no sólo alcanzaron alturas himalayescas, dentro de su órbita, sino que lograron abismales profundidades expresivas en el territorio de los blues pianísticos y vocales, y, en la historia del jazz, señaron hitos que no se borrarán.
Después de haber escuchado Mournful Serenade, por el cuarteto de Jelly Roll Morton, que es una "reinterpretación" de Chimes Blues, de King Oliver, oigamos a un pianista que no siempre se vincula con la escuela de los blues pero que, en este jugoso terreno, ha creado un par de obras maestras. Una de ellas es Caution Blues. Y su nombre, desde luego, Earl Hines, sobre cuya personalidad no hemos de detenernos, de él nos ocuparemos al tratar el trumpet-piano style.
Pasemos ahora a la escuela pianística denominada Harlem party piano o Stride piano. Trátase de una “manera" de interpretación o creación pianística cultivada en el barrio negro de Nueva York desde los años diez. Una de sus características estriba en la ejecución de un acorde sobre los tiempos débiles del compás, con la mano izquierda, alternado con el tañido de una nota grave sobre los tiempos fuertes.
Esta escuela sumerge sus rafees en el ragtime. Pero curioso resulta señalar el profundo influjo que, sobre ella y sus cultivadores, ejerció la pianola, cuya ejecución permitía ciertos "virtuosismos" que no tardaron en ser incorporados al lenguaje del Harlem party piano. Por eso los primeros discos que de esta modalidad se conservan guardan una estrecha similitud con las ejecuciones registradas en rollos de piano mecánico. Desde luego que los blues también penetraron verticalmente en esta escuela, aunque los blues estilizados por los artistas del Norte.
El decano y maestro del Harlem piano o Harlem party piano fue James P. Johnson. De sólida formación técnica, fue alumno de un discípulo de Rimsky- Korsakov. Navegó en dos aguas, pues, así como era un creador de fuste en las fronteras del jazz, compuso sinfonías, conciertos y poemas sinfónicos ejecutados en Europa y los Estados Unidos, aunque no con la frecuencia merecida.
En su individualidad artística se mancomunaban las dos corrientes fundamentales sobre cuyas sólidas bases descansa el clásico lenguaje jazzístico adaptado al piano: la de los blues y la del ragtime. Conocedor profundo de estas dos modalidades, absorbió las posibilidades de ambas concepciones, que, aunque opuestas en su espíritu y aun en su forma, se complementan y "armonizan" a perfección cuando están equilibradas en un artista del aliento de James P. Johnson. Pues, en tanto que el estilo pianístico de los blues requiere una pulsación firme, pero blanda, y una sonoridad seca, aunque "musical"; el ragtime exige, más bien, un pulso rígido y un sonido "duro". Y ambas características se daban cita en las expresiones del cultor del teclado desaparecido hace una década.
En versión de este artista, sale al aire Mule Walk Stomp.
Willie "The Lion" Smith, Art Tatum, "Tats" Waller y otros pianistas de primera fila bebieron a grandes sorbos en la escuela del Harken party piano. Duke Ellington también se dejó llevar por esta corriente, aunque por supuesto que la adaptó a sus propias necesidades estéticas y la coloreó con su lápiz policromo. En efecto, todas sus versiones pianísticas dejan traslucir los vigorosos ecos de esta enjundiosa modalidad, que el autor de Mystery Song absorbió durante su época formativa, en el Harlem de los años veinte.
Aquí tenemos un ilustrativo ejemplo de cómo Ellington enfoca la escuela de que hablamos y de qué manera, también, su música es siempre la música de Ellington, sean cuales fueren los elementos que entren en su composición o ejecución. La página se titula Dallas Doings. Del año 1933 data el registro. Y en los acordes "golpeados" con la mano izquierda, hallamos claros anticipos del estilo pianístico "ultraísta".
¿Cómo se puede hablar de la escuela pianística de Harlem sin detenerse un instante en "Fats" Waller? Waller frecuentó las house rent parties que, nacidas de una necesidad económica, se convirtieron en un vivero artístico. Las frecuento con los oídos bien abiertos y el cerebro en actitud de captación alerta y penetrante. Por eso no tardó en convertirse en un maestro asombrosamente consubstanciado con esta tradición artística. Por cierto que, así como Ellington reconoce lo mucho que debe, pianísticamente, a Willie "The Lion" Smith, no vaciló Waller en proclamar que era hijo artístico de James P. Johnson. Por lo demás, quienquiera que oiga sus discos y los del creador de Carolina Shout, podrá comprobar por sí mismo el hecho.
¿Qué mejor, en este sentido, que escuchar la citada página de James P. Johnson, en versión de Waller?"

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  • español

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AR C ABIBUNTREF OS2SS1-7

Identificador de la institución

AR ABIBUNTREF

Reglas y/o convenciones usadas

Estado de elaboración

Final

Nivel de detalle

Parcial

Fechas de creación revisión eliminación

2020-11-18: Creación
2025-02-06: revisión.

Idioma(s)

  • español

Escritura(s)

Fuentes

Nota del archivista

Descripción elaborada por María Elsa Rodríguez.

Metadatos del objeto digital

Tipo de soporte

Texto

Mime-type

application/pdf

Tamaño del archivo

1.7 MiB

Cargado

6 de febrero de 2025 12:16

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